Conheça a história de Matias Lacuix o selecionador da Argentina, ataquefutbolero

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Con Argentina ya en la final del Mundial de Futsal por segunda vez consecutiva, es momento de hablar de Matías Lucuix, el joven entrenador del que todos hablan.
Empezó jugando en River al fútbol de salón como ala y, tras más de una década, emigró a la liga de España, la mejor del mundo en esta disciplina. Después de brillar durante cuatro años, firmó contrato con el Inter Movistar, el equipo más ganador del futsal español y de Champions League. Ya en 2012, era considerado de los mejores jugadores a nivel mundial y de los mayores talentos que había brindado el país en la materia. Ese año, la Copa del Mundo con la selección nacional era el objetivo, pero jamás hubiese pensado que sería el comienzo de su peor pesadilla.
En una jugada aislada contra Australia, chocó con un rival, cayó y enseguida se dio cuenta de la magnitud de la lesión: fractura triple de la tibia y el peroné de su pierna derecha. Los médicos reconocieron que jamás habían visto una lesión así y menos en este deporte. Le colocaron 20 tornillos y 2 placas, y tras 10 meses de recuperación, intentó volver, pero sufrió recaídas. Lo operaron dos veces más y en 2015 colgó los botines.
Al año, como ayudante técnico de Diego Giustozzi, DT en aquel entonces de la Selección, se consagró campeón del mundo con Argentina en Cali, tras vencer a Rusia en la finalísima. "El deporte y la vida siempre te da la revancha", escribió post-título en su Twitter.
Y hoy, como entrenador principal y con apenas 35 años, se cargó a Brasil -primera vez que se le gana en Mundiales- y sacó boleto a una nueva definición. Portugal es uno de los posibles rivales, con el inoxidable Ricardinho como figura. Y él mismo le dedicó estas palabras cuando Mati se retiró: "Hoy el deporte pierde un genio, un campeón y un luchador, pero gana un jugador modelo y un ejemplo de crack. Mereces lo mejor. Todos en este deporte nos acordaremos de tí como el Mati de la varita”. Pensar que pueden cruzarse el domingo en una final de Copa del Mundo…
Reinventarse y superarse, ante las adversidades. Qué gigante es Mati y qué ganas de que el domingo se alineen los planetas.
Con Argentina ya en la final del Mundial de Futsal por segunda vez consecutiva, es momento de hablar de Matías Lucuix, el joven entrenador del que todos hablan.
Empezó jugando en River al fútbol de salón como ala y, tras más de una década, emigró a la liga de España, la mejor del mundo en esta disciplina. Después de brillar durante cuatro años, firmó contrato con el Inter Movistar, el equipo más ganador del futsal español y de Champions League. Ya en 2012, era considerado de los mejores jugadores a nivel mundial y de los mayores talentos que había brindado el país en la materia. Ese año, la Copa del Mundo con la selección nacional era el objetivo, pero jamás hubiese pensado que sería el comienzo de su peor pesadilla.
En una jugada aislada contra Australia, chocó con un rival, cayó y enseguida se dio cuenta de la magnitud de la lesión: fractura triple de la tibia y el peroné de su pierna derecha. Los médicos reconocieron que jamás habían visto una lesión así y menos en este deporte. Le colocaron 20 tornillos y 2 placas, y tras 10 meses de recuperación, intentó volver, pero sufrió recaídas. Lo operaron dos veces más y en 2015 colgó los botines.
Al año, como ayudante técnico de Diego Giustozzi, DT en aquel entonces de la Selección, se consagró campeón del mundo con Argentina en Cali, tras vencer a Rusia en la finalísima. "El deporte y la vida siempre te da la revancha", escribió post-título en su Twitter.
Y hoy, como entrenador principal y con apenas 35 años, se cargó a Brasil -primera vez que se le gana en Mundiales- y sacó boleto a una nueva definición. Portugal es uno de los posibles rivales, con el inoxidable Ricardinho como figura. Y él mismo le dedicó estas palabras cuando Mati se retiró: "Hoy el deporte pierde un genio, un campeón y un luchador, pero gana un jugador modelo y un ejemplo de crack. Mereces lo mejor. Todos en este deporte nos acordaremos de tí como el Mati de la varita”. Pensar que pueden cruzarse el domingo en una final de Copa del Mundo…
Reinventarse y superarse, ante las adversidades. Qué gigante es Mati y qué ganas de que el domingo se alineen los planetas.
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